El pasado viernes por la mañana disfrutamos en la Facultad de Bellas Artes, en la Universitat Politècnica de València, disfrutamos de una conferencia a cargo del Doctor Honoris Causa por la Universidad de Nueva York y por la Politècnica de València, Gianluigi Colalucci.
Nos habló de la ardua tarea, tanto de trabajo como por su alta y fuerte carga simbólica, de restaurar los frescos de la Capilla Sixtina de Miguel Ángel.
Explicándonos los problemas estructurales que la Capilla tenía al estar construida sobre una colina y un suelo poco estable. Filtraciones de lluvia estaban dañando los frescos y las miles y miles de visitas aportaban polvo y ambientes contaminantes que se sumaban a estos ataques hacia las obras.
Conocidos son los repintes de pudor que se hicieron en los frescos, a posteriori del trabajo de Miguel Ángel, por considerarse, algunos, poco éticos. En total se taparon unas 44 figuras, de las que luego de la limpieza se dejaron 22 tapadas, por rigor e importancia histórica de los repintes ( llevados a cabo por el Concilio de Trento) y los otros 22 se quitaron.
La limpieza fue un aspecto importante y delicado, ya que antiguamente se solían cubrir los frescos, a modo de barniz protector y como limpieza de las sales que salen de la cal, con mezclas de ceras y colas animales para combatir las manchas de las sales. En 1934, ya se dijo que los frescos se veían a través de una especie de "cristal amarillento y ahumado", por el oscurecimiento de estos barnices de colas.
También se observó que la parte del fondo celestial del Juicio Final estaba pintada con azul de lapislázuli, y que en una limpieza muy agresiva se crearon unas rayas que arrancaron parte del mortero del fresco y dejaron un color más claro.
Todo esto llevó a nombrar a esta intervención como el re-descubrimiento de Miguel Ángel, y no es de extrañar.
Miguel Ángel era conocido sobretodo por su obra escultórica, y en cuanto a su pintura se le consideraba un pintor casi monocromático. La intervención en los frescos sixtinos permitieron ver que esto no era así. Los colores de Miguel Ángel son luminosos, variados y de amplia gama, solo que estaban ocultados ante capas de suciedad.
De la conferencia, me quedé y me quedo con una frase de Colalucci que dice que " restaurar es conservar obras antiguas, pero en casos determinados se puede llegar a descubrir una vertiente de un artista poco conocida, como la pintura de Miguel Ángel".
El Doctor Colalucci, ya jubilado, sigue colaborando con instituciones a lo largo del mundo y proyectos, entre los que destaca uno por magno, importante y cercano. La Basílica de la Virgen de los Desamparados de Valencia. Un día de la década de los 90, un grupo de investigadores de la Politécnica de Valencia se pusieron en contacto con Colalucci con un proyecto en las manos: restaurar la Basílica de la Virgen de Valencia, con sus imponentes frescos de Antonio palomino, joya de la corona de la Basílica. El italiano no se lo penseó y aceptó. El proyecto, aunque aún no ha finalizado del todo, ya puede verse ene gran esplendor, y los frescos han recuperado los colores y luz que Palomino pensó para iluminar la cúpula de la Patrona de los valencianos.
Aquí en Valencia nos podemos considerar muy afortunados que un maestro de tan gran altura como es el Doctor Colalucci, que por sus manos han pasado obras como la citada Capilla Sixtina, haya colaborado y siga colaborando con la ciudad y su patrimonio. Nuestro patrimonio.
Nos habló de la ardua tarea, tanto de trabajo como por su alta y fuerte carga simbólica, de restaurar los frescos de la Capilla Sixtina de Miguel Ángel.
Explicándonos los problemas estructurales que la Capilla tenía al estar construida sobre una colina y un suelo poco estable. Filtraciones de lluvia estaban dañando los frescos y las miles y miles de visitas aportaban polvo y ambientes contaminantes que se sumaban a estos ataques hacia las obras.
Conocidos son los repintes de pudor que se hicieron en los frescos, a posteriori del trabajo de Miguel Ángel, por considerarse, algunos, poco éticos. En total se taparon unas 44 figuras, de las que luego de la limpieza se dejaron 22 tapadas, por rigor e importancia histórica de los repintes ( llevados a cabo por el Concilio de Trento) y los otros 22 se quitaron.
La limpieza fue un aspecto importante y delicado, ya que antiguamente se solían cubrir los frescos, a modo de barniz protector y como limpieza de las sales que salen de la cal, con mezclas de ceras y colas animales para combatir las manchas de las sales. En 1934, ya se dijo que los frescos se veían a través de una especie de "cristal amarillento y ahumado", por el oscurecimiento de estos barnices de colas.
También se observó que la parte del fondo celestial del Juicio Final estaba pintada con azul de lapislázuli, y que en una limpieza muy agresiva se crearon unas rayas que arrancaron parte del mortero del fresco y dejaron un color más claro.
Todo esto llevó a nombrar a esta intervención como el re-descubrimiento de Miguel Ángel, y no es de extrañar.
Miguel Ángel era conocido sobretodo por su obra escultórica, y en cuanto a su pintura se le consideraba un pintor casi monocromático. La intervención en los frescos sixtinos permitieron ver que esto no era así. Los colores de Miguel Ángel son luminosos, variados y de amplia gama, solo que estaban ocultados ante capas de suciedad.
De la conferencia, me quedé y me quedo con una frase de Colalucci que dice que " restaurar es conservar obras antiguas, pero en casos determinados se puede llegar a descubrir una vertiente de un artista poco conocida, como la pintura de Miguel Ángel".
El Doctor Colalucci, ya jubilado, sigue colaborando con instituciones a lo largo del mundo y proyectos, entre los que destaca uno por magno, importante y cercano. La Basílica de la Virgen de los Desamparados de Valencia. Un día de la década de los 90, un grupo de investigadores de la Politécnica de Valencia se pusieron en contacto con Colalucci con un proyecto en las manos: restaurar la Basílica de la Virgen de Valencia, con sus imponentes frescos de Antonio palomino, joya de la corona de la Basílica. El italiano no se lo penseó y aceptó. El proyecto, aunque aún no ha finalizado del todo, ya puede verse ene gran esplendor, y los frescos han recuperado los colores y luz que Palomino pensó para iluminar la cúpula de la Patrona de los valencianos.
Aquí en Valencia nos podemos considerar muy afortunados que un maestro de tan gran altura como es el Doctor Colalucci, que por sus manos han pasado obras como la citada Capilla Sixtina, haya colaborado y siga colaborando con la ciudad y su patrimonio. Nuestro patrimonio.
Comentarios
Publicar un comentario